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Recolectora de poesias

Quinta Elegia

No me enfadé jamás con las manzanas

Porque fueran manzanas, ni con las hojas porque fueran

       hojas,

Ni con la sombra porque fuera sombra, ni con los pájaros

       porque

Fueran pájaros.

 

Pero manzanas, hojas, sombras, pájaros

Se enfadaron de pronto conmigo.

Heme conducido ante el tribunal de las hojas,

Ante el tribunal de las sombras, de las manzanas, de los

       pájaros,

Tribunales redondos, tribunales aéreos

Tribunales tenues, refrescantes.

Heme condenado por el no saber,

Por el tedio, por la intranquilidad,

Por la inmovilidad..

Sentencias redactadas en el idioma de las pepitas.

Actas de acusación selladas

Con vísceras de pájaro,

Refrescantes penitencias grises decididas para mí.

Estoy de pie, con la cabeza descubierta,

Trato de descifrar lo que se merece

Mi ignorancia...

Y no puedo, no puedo descifrar

Nada,

Y este estado de espíritu, él mismo

Se enfada conmigo

Y me condena, indescifrable,

A una perpetua espera,

A una concentración de los significados en sí mismos,

Hasta que adopte la forma de las manzanas, de las hojas,

De las sombras,

De los pájaros.

Nichita  Stanescu

(Ploieşti, 31 de marzo de 1933 - Bucarest, 13 de diciembre de 1983)

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