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Recolectora de poesias

Salve Selva

Y te recorro

Ando tus sangradas nervaduras

Un tucán hambriento se disfraza

Una hormiga se enfurece

y el consuelo.

Siento tu palabra en pie de guerra

el vegetal abrazo del güembé

la forma que engalanan los gigantes

Los palos de agua prometen fina sombra

y hay orquídeas como ángeles

hay flores en el aire

hay versos escritos en voz baja

y hay eco en la savia del origen.

¡Salve selva!

Reina  echada a la sombra del río
y las calas se esfuerzan en romper
para los ojos del tigre del espacio
Hasta el diablo ofrece su lengua de agua laboriosa

y canta favores a las flores y al venado

El calor hace una fiesta entre los árboles

y solo para volar penetran tus hojas las orugas

Un pájaro sagrado de ala inextinguible

cuida de los dioses

y del día

¡Salve Selva!

Y entre los frutos y el cielo

con mi gesto de esclava

o de relámpago

fundo mi grito de humedad

en tu piel y en tu madera.

Gabriela Piccini

Sinfonia de Cuna

Una vez andando
Por un parque inglés
Con un angelorum
Sin querer me hallé.

Buenos días, dijo,
Yo le contesté,
Él en castellano,
Pero yo en francés.

Dites moi, don angel.
Comment va monsieur.

Él me dio la mano,
Yo le tomé el pie
¡Hay que ver, señores,
Cómo un ángel es!

Fatuo como el cisne,
Frío como un riel,
Gordo como un pavo,
Feo como usted.

Susto me dio un poco
Pero no arranqué.

Le busqué las plumas,
Plumas encontré,
Duras como el duro
Cascarón de un pez.

¡Buenas con que hubiera
Sido Lucifer!

Se enojó conmigo,
Me tiró un revés
Con su espada de oro,
Yo me le agaché.

Ángel más absurdo
Non volveré a ver.

Muerto de la risa
Dije good bye sir,
Siga su camino,
Que le vaya bien,
Que la pise el auto,
Que la mate el tren.

Ya se acabó el cuento,
Uno, dos y tres.

Nicanor  Parra

Manifiesto

Señoras y señores
Esta es nuestra última palabra. 
-Nuestra primera y última palabra-
Los poetas bajaron del Olimpo. 

Para nuestros mayores
La poesía fue un objeto de lujo
Pero para nosotros
Es un artículo de primera necesidad: 
No podemos vivir sin poesía. 

A diferencia de nuestros mayores
-Y esto lo digo con todo respeto-
Nosotros sostenemos
Que el poeta no es un alquimista
El poeta es un hombre como todos
Un albañil que construye su muro: 
Un constructor de puertas y ventanas. 

Nosotros conversamos
En el lenguaje de todos los días
No creemos en signos cabalísticos. 

Además una cosa: 
El poeta está ahí
Para que el árbol no crezca torcido. 

Este es nuestro lenguaje. 
Nosotros denunciamos al poeta demiurgo
Al poeta Barata
Al poeta Ratón de Biblioteca. 

Todo estos señores
-Y esto lo digo con mucho respeto-
Deben ser procesados y juzgados
Por construir castillos en el aire
Por malgastar el espacio y el tiempo
Redactando sonetos a la luna
Por agrupar palabras al azar
A la última moda de París. 
Para nosotros no: 
El pensamiento no nace en la boca
Nace en el corazón del corazón. 

Nosotros repudiamos
La poesía de gafas obscuras
La poesía de capa y espada
La poesía de sombrero alón. 
Propiciamos en cambio
La poesía a ojo desnudo
La poesía a pecho descubierto
La poesía a cabeza desnuda. 

No creemos en ninfas ni tritones. 
La poesía tiene que ser esto: 
Una muchacha rodeada de espigas
O no ser absolutamente nada. 

Ahora bien, en el plano político
Ellos, nuestros abuelos inmediatos, 
¡Nuestros buenos abuelos inmediatos! 
Se refractaron y dispersaron
Al pasar por el prisma de cristal. 
Unos pocos se hicieron comunistas. 
Yo no sé si lo fueron realmente. 
Supongamos que fueron comunistas, 
Lo que sé es una cosa: 
Que no fueron poetas populares, 
Fueron unos reverendos poetas burgueses. 

Hay que decir las cosas como son: 
Sólo uno que otro
Supo llegar al corazón del pueblo. 
Cada vez que pudieron
Se declararon de palabra y de hecho
Contra la poesía dirigida
Contra la poesía del presente
Contra la poesía proletaria. 

Aceptemos que fueron comunistas
Pero la poesía fue un desastre
Surrealismo de segunda mano
Decadentismo de tercera mano, 
Tablas viejas devueltas por el mar. 
Poesía adjetiva
Poesía nasal y gutural
Poesía arbitraria
Poesía copiada de los libros
Poesía basada
En la revolución de la palabra
En circunstancias de que debe fundarse
En la revolución de las ideas. 
Poesía de círculo vicioso
Para media docena de elegidos: 
"Libertad absoluta de expresión". 

Hoy nos hacemos cruces preguntando
Para qué escribirían esas cosas
¿Para asustar al pequeño burgués? 
¡Tiempo perdido miserablemente! 
El pequeño burgués no reacciona
Sino cuando se trata del estómago. 

¡Qué lo van a asustar con poesías! 

La situación es ésta: 
Mientras ellos estaban
Por una poesía del crepúsculo
Por una poesía de la noche
Nosotros propugnamos
La poesía del amanecer
Este es nuestro mensaje, 
Los resplandores de la poesía
Deben llegar a todos por igual
La poesía alcanza para todos. 

Nada más, compañeros
Nosotros condenamos
-Y esto sí que lo digo con respeto-
La poesía de pequeño dios
La poesía de vaca sagrada
La poesía de toro furioso. 

Contra la poesía de las nubes
Nosotros oponemos
La poesía de la tierra firma
-Cabeza fría, corazón caliente
Somos tierrafirmistas decididos-
Contra la poesía de café
La poesía de la naturaleza
Contra la poesía de salón
La poesía de la plaza pública
La poesía de protesta social. 
Los poetas bajaron del Olimpo. 

Nicanor parra

Quinta Elegia

No me enfadé jamás con las manzanas

Porque fueran manzanas, ni con las hojas porque fueran

       hojas,

Ni con la sombra porque fuera sombra, ni con los pájaros

       porque

Fueran pájaros.

 

Pero manzanas, hojas, sombras, pájaros

Se enfadaron de pronto conmigo.

Heme conducido ante el tribunal de las hojas,

Ante el tribunal de las sombras, de las manzanas, de los

       pájaros,

Tribunales redondos, tribunales aéreos

Tribunales tenues, refrescantes.

Heme condenado por el no saber,

Por el tedio, por la intranquilidad,

Por la inmovilidad..

Sentencias redactadas en el idioma de las pepitas.

Actas de acusación selladas

Con vísceras de pájaro,

Refrescantes penitencias grises decididas para mí.

Estoy de pie, con la cabeza descubierta,

Trato de descifrar lo que se merece

Mi ignorancia...

Y no puedo, no puedo descifrar

Nada,

Y este estado de espíritu, él mismo

Se enfada conmigo

Y me condena, indescifrable,

A una perpetua espera,

A una concentración de los significados en sí mismos,

Hasta que adopte la forma de las manzanas, de las hojas,

De las sombras,

De los pájaros.

Nichita  Stanescu

(Ploieşti, 31 de marzo de 1933 - Bucarest, 13 de diciembre de 1983)

Primacía del fauno

Pez y betún para las ruedas del carro del Faraón Ellas
Apagarán los clamores de Egipto
En ese dilema que sobrecogen las furias, valga el ajuste
Perfecto de la antigua dulzura
Me siento pulir como la muerte en un metal fundido entre
muchas raíces Resonancia de trueno tienen las voces que me
nombran Y lo desconocido es un embrión mutilado en un
huevo de brujas
Compases de alharaca bastan para determinar el bullicio del
viento Colinas reverentes en la brillante primacía del fauno
La cruz errática Las demoliciones El pasajero de la Creación
dirigiendo en zigzag las aves rapaces
El dedo de Satanás ha resuelto el oráculo A mis espaldas
tiembla la intensidad de sus desnudos Beso a beso la crueldad
multiplica los incestuosos arcángeles
¿Para atemorizar el placer? Para ocultar con lienzos enlutados
su delicada impudicia?
Aullemos como malditos cerdos con las patas en alto
La sudestada avanza Mi lengua, seduce los oscuros entre soles
eróticos
Maria   Meleck  Vivanco

La vibora

    LA VÍBORA

Durante largos años estuve condenado a adorar a una mujer despreciable
Sacrificarme por ella, sufrir humillaciones y burlas sin cuento,
Trabajar día y noche para alimentarla y vestirla,
Llevar a cabo algunos delitos, cometer algunas faltas,
A la luz de la luna realizar pequeños robos,
Falsificaciones de documentos comprometedores,
So pena de caer en descrédito ante sus ojos fascinantes.
En horas de comprensión solíamos concurrir a los parques
Y retratarnos juntos manejando una lancha a motor,
O nos íbamos a un café danzante
Donde nos entregábamos a un baile desenfrenado
Que se prolongaba hasta altas horas de la madrugada.
Largos años viví prisionero del encanto de aquella mujer
Que solía presentarse a mi oficina completamente desnuda
Ejecutando las contorsiones más difíciles de imaginar
Con el propósito de incorporar mi pobre alma a su órbita
Y, sobre todo, para extorsionarme hasta el último centavo.
Me prohibía estrictamente que me relacionase con mi familia.
Mis amigos eran separados de mí mediante libelos infamantes
Que la víbora hacía publicar en un diario de su propiedad.
Apasionada hasta el delirio no me daba un instante de tregua,
Exigiéndome perentoriamente que besara su boca
Y que contestase sin dilación sus necias preguntas,
Varias de ellas referentes a la eternidad y a la vida futura
Temas que producían en mí un lamentable estado de ánimo,
Zumbidos de oídos, entrecortadas náuseas, desvanecimientos prematuros
Que ella sabía aprovechar con ese espíritu práctico que la caracterizaba
Para vestirse rápidamente sin pérdida de tiempo
Y abandonar mi departamento dejándome con un palmo de narices.
Esta situación se prolongó por más de cinco años.
Por temporadas vivíamos juntos en una pieza redonda
Que pagábamos a medias en un barrio de lujo cerca del cementerio.
(Algunas noches hubimos de interrumpir nuestra luna de miel
Para hacer frente a las ratas que se colaban por la ventana).

Llevaba la víbora un minucioso libro de cuentas
En el que anotaba hasta el más mínimo centavo que yo le pedía en préstamo;
No me permitía usar el cepillo de dientes que yo mismo le había regalado
Y me acusaba de haber arruinado su juventud:
Lanzando llamas por los ojos me emplazaba a comparecer ante el juez
Y pagarle dentro de un plazo prudente parte de la deuda,
Pues ella necesitaba ese dinero para continuar sus estudios
Entonces hube de salir a la calle a vivir de la caridad pública,
Dormir en los bancos de las plazas,
Donde fui encontrado muchas veces moribundo por la policía
Entre las primeras hojas del otoño.
Felizmente aquel estado de cosas no pasó más adelante,
Porque cierta vez en que yo me encontraba en una plaza también
Posando frente a una cámara fotográfica
Unas deliciosas manos femeninas me vendaron de pronto la vista
Mientras una voz amada para mí me preguntaba quién soy yo.
Tú eres mi amor, respondí con serenidad.
¡Ángel mío, dijo ella nerviosamente,
Permite que me siente en tus rodillas una vez más!
Entonces pude percatarme de que ella se presentaba ahora provista de un pequeño taparrabos.
Fue un encuentro memorable, aunque lleno de notas discordantes:
Me he comprado una parcela, no lejos del matadero, exclamó,
Allí pienso construir una especie de pirámide.
En la que podamos pasar los últimos días de nuestra vida.
Ya he terminado mis estudios, me he recibido de abogado,
Dispongo de buen capital;
Dediquémonos a un negocio productivo, los dos, amor mío, agregó
Lejos del mundo construyamos nuestro nido.
Basta de sandeces, repliqué, tus planes me inspiran desconfianza,
Piensa que de un momento a otro mi verdadera mujer
Puede dejarnos a todos en la miseria más espantosa.
Mis hijos han crecido ya, el tiempo ha transcurrido,
Me siento profundamente agotado, déjame reposar un instante,
Tráeme un poco de agua, mujer,
Consígueme algo de comer en alguna parte,
Estoy muerto de hambre,
No puedo trabajar más para ti,
Todo ha terminado entre nosotros.

Nicanor Parra 

llorar a lagrima viva

LLORAR A LÁGRIMA VIVA...

Llorar a lágrima viva.
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo...
si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!

oliverio girondo 

Li Po / Li Bai

Ni el agua que transcurre torna a su manantial,

ni la flor desprendida de su tallo

vuelve jamás al árbol que la dejó caer.

Aquí fue la morada antigua del rey de Wu;

libre crece la hierba hoy sobre sus ruinas.

Más lejos, el inmenso palacio de los T’sing,

antaño tan suntuoso y tan temido.

Todo eso fue y no es, todo llega a su término.

Los hechos y los hombres viajan hacia el morir,

como pasan las aguas del Río Azul a perderse en el mar.

Fugitivo relámpago es la vida,

que apenas si da tiempo a sentir su pasar.

Inmutable es la faz de la tierra y del cielo:

mas cuán súbito el cambio de nuestro propio rostro.

oda a la soledad

Ah soledad,
Mi vieja y sola compañera,
Salud.

Escúchame tú ahora
Cuando el amor
Como por negra magia de la mano izquierda
Cayó desde su cielo,
Cada vez más radiante, igual que lluvia
De pájaros quemados, apaleado hasta el quebranto, y quebrantaron
Al fin todos sus huesos,
Por una diosa adversa y amarilla

Y tú, oh alma,
Considera o medita cuántas veces
Hemos pecado en vano contra nadie
Y una vez más aquí fuimos juzgados,
Una vez más, oh dios, en el banquillo
De la infidelidad y las irreverencias.


Así pues, considera,
Considérate, oh alma,
Para que un día seas perdonada,
Mientras ahora escuchas impasible
O desasida al cabo
De tu mortal miseria
La caída infinita
De la sonata opus
Ciento veintiséis
De Mozart
Que apaga en tan insólita
Suspensión de los tiempos
La sucesiva imagen de tu culpa

Ah soledad,
Mi soledad amiga, lávame,
como a quien nace, en tus aguas australes
y pueda yo encontrarte,
descender de tu mano,
bajar en esta noche,
en esta noche séptuple del llanto,
los mismos siete círculos que guardan
en el centro del aire
tu recinto sellad

jose angel  valente

CUÁNTAS VECES, AMOR...

Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,
en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
eras sólo el aroma de los cereales que amo.

Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa
en Angola, a la luz de la luna de Junio,
o eras tú la cintura de aquella guitarra
que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.

Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto

mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.

pablo neruda

Los cuervos que graznan por la tarde

 

Doradas nubes bañan la muralla.

Los negros cuervos graznan sobre sus nidos,

nidos en los que quisieran descansar.

En tanto, la joven esposa suspira, sola y triste,

sus manos abandonan el telar,

sus ojos están fijos en la azul cortina del cielo,

cortina que parece separarla del mundo,

como la leve niebla oscurece el río.

Está sola: el esposo viaja por países lejanos;

todas las noches está sola en su alcoba.

La soledad le oprime el corazón,

y sus lágrimas, como fina lluvia, caen en tierra.

Li Po

el lunatico

EL LUNÁTICO

El sol adormecido en las brumas se aleja
Y como un astro muerto yace mi pasión;
La noche a lo largo del muelle se refleja;
Mi viejo corazón es un Rey sin razón.

Cada ser de una rueda es el eje que gira,
Cae, ofrenda y afrenta, en el yunque el dolor;
Los rostros grises son una espuma que tira
La marea del asfalto y la luz sin color.

¿Dónde estamos amor? ¿Sí es verdad que estamos?
La luna se esconde cuando nos acercamos
Al borde de los techos huecos de metal.

Y el ojo blanco por las calles todavía
Envidia el resplandor fijamente glacial
Del astro que murió antes de abrir el día

Marguerite  yourcenar

cuando estes vieja



Cuando estés vieja y gris y soñolienta
y cabeceando ante la chimenea, toma este libro,
léelo lentamente y sueña con la suave mirada
y las sombras profundas que antes tenían tus ojos.

Cuántos amaron tus momentos de alegre gracia
y con falso amor o de verdad amaron tu belleza,
pero sólo un hombre amó en ti tu alma peregrina
y amó los sufrimientos de tu cambiante cara.

E inclinada ante las relumbrantes brasas
murmulla, un poco triste, cómo escapó el amor
y anduvo en las cimas de las altas montañas
y entre un montón de estrellas ocultó su rostro.

WILLIAM  BUTLER YEATS:

en el corazón de mi amor

Un hermoso pájaro me muestra la luz
Que aparece claramente en sus ojos
Un pUn hermoso pájaro me muestra la luz
Que aparece claramente en sus ojos
Un pájaro que canta sobre la bola de muérdago
En medio del sol.

Los ojos de los animales cantores
Y sus cantos de cólera o de hastío
Me prohiben dejar este lecho
Donde pasaré la vida.

El alba en países sin encanto
Toma las apariencias del olvido
Y si al alba una mujer conmovida se adormece
Al caer de cabeza, su caída la ilumina.

Constelaciones,
Conocéis la forma de su cabeza.
Aquí todo se oscurece:
El paisaje se completa, las mejillas se encienden
Las masas disminuyen y circulan por mi corazón
Unidas al sueño.
¿Y hay quién quiera tomar mi corazón?


Jamás soñé con noche tan bella
Las mujeres del jardín tratan de besarme
Sostenes del cielo, los árboles inmóviles
Abrazan fuertemente la sombra que los sostiene.

Una mujer de corazón pálido
Guarda la noche en sus vestidos
El amor ha descubierto la noche
Sobre sus senos impalpables.

¿Cómo poder gozar de todo?
Mejor borrarlo todo.
El hombre de la movilidad total
Del sacrificio total, de la conquista total
Duerme. Duerme, duerme, duerme.
Borra con sus suspiros la noche minúscula, invisible.

No sufre ni frío ni calor.
Su prisionero se ha evadido para dormir
No está muerto, duerme.

Mientras dormía
Todo lo asombraba,
Jugaba ardorosamente,
Miraba,
Oía.
Su última palabra:
"Si volviera a empezar, te encontraría sin buscarte".

Él duerme, duerme, duerme.
En vano el alba alza la cabeza,
Él duerme.
ájaro que canta sobre la bola de muérdago
En medio del sol.


Los ojos de los animales cantores
Y sus cantos de cólera o de hastío
Me prohiben dejar este lecho
Donde pasaré la vida.

El alba en países sin encanto
Toma las apariencias del olvido
Y si al alba una mujer conmovida se adormece
Al caer de cabeza, su caída la ilumina.

Constelaciones,
Conocéis la forma de su cabeza.
Aquí todo se oscurece:
El paisaje se completa, las mejillas se encienden
Las masas disminuyen y circulan por mi corazón
Unidas al sueño.
¿Y hay quién quiera tomar mi corazón?


Jamás soñé con noche tan bella
Las mujeres del jardín tratan de besarme
Sostenes del cielo, los árboles inmóviles
Abrazan fuertemente la sombra que los sostiene.

Una mujer de corazón pálido
Guarda la noche en sus vestidos
El amor ha descubierto la noche
Sobre sus senos impalpables.

¿Cómo poder gozar de todo?
Mejor borrarlo todo.
El hombre de la movilidad total
Del sacrificio total, de la conquista total
Duerme. Duerme, duerme, duerme.
Borra con sus suspiros la noche minúscula, invisible.

No sufre ni frío ni calor.
Su prisionero se ha evadido para dormir
No está muerto, duerme.

Mientras dormía
Todo lo asombraba,
Jugaba ardorosamente,
Miraba,
Oía.
Su última palabra:
"Si volviera a empezar, te encontraría sin buscarte".

Él duerme, duerme, duerme.
En vano el alba alza la cabeza,
Él duerme.

paul eluard

virgen loca ,fragmento

Soy esclava del Esposo infernal, aquel que perdió a las vírgenes locas.

Es ciertamente tal demonio. No es un espectro, no es un fantasma.

Pero a mí que he perdido la cordura, que estoy condenada y muerta

para el mundo, -¡no se me matará! ¡Como describiroslo!

Ni siquiera sé hablar. Estoy de luto, lloro, tengo miedo.

¡Un poco de frescor, Señor, si lo queréis por favor!

Soy viuda... -Era viuda... - pero sí, en otro tiempo, he sido muy seria,

¡ y no he nacido para convertirme en esqueleto!... -Él era casi un niño...

Sus misteriosas delicadezas me habían seducido. Olvidé todo mi deber

humano para seguirle. ¡Que vida! La verdadera vida está ausente.

No estamos en el mundo. Voy a donde él va, es preciso.

Y a menudo se encoleriza contra mí, pobre alma.

¡El demonio! Es un demonio, sabéis, no es un hombre!

ARTHUR RIMBAUD
 

Ao longe, ao luar,

Ao longe, ao luar,
No rio uma vela
Serena a passar,
Que é que me revela?

Não sei, mas meu ser
Tornou-se-me estranho,
E eu sonho sem ver
Os sonhos que tenho.

Que angústia me enlaça?
Que amor não se explica?
É a vela que passa
Na noite que fica.

Fernando Pessoa, 5-08-1921

ella llora sobre rahon

ELLA LLORA SOBRE RAHON
DULCE CAE LA LLUVIA SOBRA  RAHON
DULCEMENTE CAYENDO DONDE MI OPACO AMANTE DESCANSA
TRISTE ES SU VOZ QUE ME LLAMA
TRISTEMENTE LLAMANDOME CUANDO GRIS ASCIENDE LA LUNA
AMOR ESCUCHA AUN SUAVE
CUAN TRISTE SU VOZ SIEMPRE ME LLAMA
SIEMPRE SI RESPUESTA
MIENTRAS LA LLUVIA CAE
AHORA COMO ENTONCES
OSCUROS TAMBIEN NUESTROS CORAZONES
OH AMOR DESCANSARAN  Y SE QUEDARAN FRIOS
COMO SU TRISTE CORAZON DESCANSA
BAJO LAS ORTIGAS QUE GRISES HACE LA LUNA
BAJO LA NEGRA TIERRA
LA LLUVIA QUE MURMURA
     ELLA LLORA SOBRE  RAHON ,COLLECTED  POEMS
   JAMES JOYCE

heroe de la poesia

POESÍA

Y fue en aquella edad...
Que la poesía llegó en busca de mí.
Yo no sé, no sé de dónde vino,
del invierno o de un río.
No sé cómo o cuándo,
entre fuegos violentos
o el retorno solitario,
allí estuve sin un rostro
y ésto me llegó hondo.
No supe qué decir,
mi boca no tenía palabras,
mis ojos estaban ciegos,
y algo empezó en mi alma,
una fiebre o unas alas al olvido,
y creé mi propio camino,
descifré ese fuego
y escribí la primera línea sutil,
tenue sin substancia,
puro sin sentido,
pura sabiduría
de alguien que no sabe nada,
y de repente ví los cielos desatados, abiertos,
planetas palpitando,
sombras perforadas,
atravesadas con flechas, fuego y flores,
el viento de la noche, el universo.
Y yo ser infinitesimal,
embriagado por ese inmenso vacío estrellado,
retrato, imagen de misterio,
siento a mi mismo como una parte del abismo,
rodando con las estrellas,
mi corazón se libera en el cielo abierto.
no, no habían voces,
no habían palabras, ni silencio,
pero desde una calle fui llamado por las ramas de la noche,
abruptamente entre las demás.
   

PABLO NERUDA


cual es la risa

CUÁL ES LA RISA

Cuál es la risa leve cubierta de espuma
Que anuncia el amor
Cuál la túnica desvanecida que oculta
Los lentos puñales ciegos del amor
Cual el momento en el cual aparece indudable
Benévolo golpe de sangre sobre la arboleda
Y los trozos de un cuerpo en estado de putrefacción
Aún se hacen visibles sobre la muralla de mármol

EMILIO WESTPFALEN

Hay un día feliz

Hay un día feliz


A recorrer me dediqué esta tarde 
las solitarias calles de mi aldea 
acompañado por el buen crepúsculo 
que es el único amigo que me queda. 
Todo está como entonces, el otoño 
y su difusa lámpara de niebla, 
sólo que el tiempo lo ha invadido todo 
con su pálido manto de tristeza. 
Nunca pensé, creédmelo, un instante 
volver a ver esta querida tierra, 
pero ahora que he vuelto no comprendo 
cómo pude alejarme de su puerta. 
Nada ha cambiado, ni sus casas blancas 
ni sus viejos portones de madera. 
Todo está en su lugar; las golondrinas 
en la torre más alta de la iglesia; 
el caracol en el jardín; y el musgo 
en las húmedas manos de las piedras. 
No se puede dudar, este es el reino 
del cielo azul y de las hojas secas 
en donde todo y cada cosa tiene 
su singular y plácida leyenda: 
hasta en la propia sombra reconozco 
la mirada celeste de mi abuela. 
Estos fueron los hechos memorables 
que presenció mi juventud primera, 
el correo en la esquina de la plaza 
y la humedad en las murallas viejas. 
¡Buena cosa, Dios mío!, nunca sabe 
uno apreciar la dicha verdadera, 
cuando la imaginamos más lejana
es justamente cuando está más cerca. 
Ay de mí, ¡ay de mí!, algo me dice 
que la vida no es más que una quimera; 
una ilusión, un sueño sin orillas, 
una pequeña nube pasajera. 
Vamos por partes, no sé bien qué digo, 
la emoción se me sube a la cabeza. 
Como ya era la hora del silencio 
cuando emprendí mi singular empresa 
una tras otra, en oleaje mudo, 
al establo volvían las ovejas. 
Las saludé personalmente a todas 
y cuando estuve frente a la arboleda 
que alimenta el oído del viajero 
con su inefable música secreta 
recordé el mar y enumeré las hojas 
en homenaje a mis hermanas muertas. 
Perfectamente bien. Seguí mi viaje 
como quien de la vida nada espera. 
Pasé frente a la rueda del molino, 
me detuve delante de una tienda: 
el olor del café siempre es el mismo, 
siempre la misma luna en mi cabeza; 
entre el río de entonces y el de ahora 
no distingo ninguna diferencia. 
Lo reconozco bien, éste es el árbol 
que mi padre plantó frente a la puerta 
(ilustre padre que en sus buenos tiempos 
fuera mejor que una ventana abierta). 
Yo me atrevo a afirmar que su conducta 
era un trasunto fiel de la Edad Media 
cuando el perro dormía dulcemente 
bajo el ángulo recto de una estrella. 
A estas alturas siento que me envuelve 
el delicado olor de las violetas 
que mi amorosa madre cultivaba
para curar la tos y la tristeza. 
Cuánto tiempo ha pasado desde entonces 
no podría decirlo con certeza; 
todo está igual, seguramente, 
el vino y el ruiseñor encima de la mesa, 
mis hermanos menores a esta hora 
deben venir de vuelta de la escuela: 
¡sólo que el tiempo lo ha borrado todo 
como una blanca tempestad de arena

NICANOR PARRA